Engracia Rivera critica duramente la propuesta de reforma (...)

Engracia Rivera critica duramente la propuesta de reforma de la Ley del Aborto del PP

6 de marzo de 2014 | 211 lecturas

Un año más, celebramos el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Desde nuestra agrupación nos hubiese gustado centrar este día en el anuncio de logros, o de pasos hacia delante en la carrera por la consecución de una igualdad plena y real. Sin embargo, hemos creído necesario y obligado poner de relieve lo contrario, cómo desde el gobierno central, el PP usa su mayoría absoluta para no sólo poner zancadillas a la mujer para continuar por este camino, sino que intenta que retroceda.

Con el anteproyecto de la ley de la interrupción voluntaria del embarazo de Gallardón, la mujer vuelve a ser tratada como un ser secundario, sin capacidad decisoria sobre sí misma.

Para hablarnos sobre cómo la reforma de la ley del aborto afectará a la mujer, sobre todo aquella perteneciente a los estratos de las sociedad más castigados económicamente, contamos con la presencia de la compañera y diputada de IU por Sevilla, Engracia Rivera, quien se desplazó hasta nuestra localidad para acompañarnos la tarde del 5 de marzo.
Antes de entrar de lleno en el tema de la charla, Engracia recordó el porqué la elección de esta fecha, citando lo acontecido en Nueva York en 1857 y el incendio de una fábrica con sus trabajadoras dentro, como castigo por protestar ante las condiciones laborales, así como la propuesta hecha en Copenhague en 1910 para instaurar este día. Apostilló esta pequeña referencia afirmando que "se han conseguido muchos logros, pero quedan otros muchos por conquistar aún".

Sin duda, la reforma de la ley de la interrupción del embarazo ha hecho correr ríos de tinta dentro y fuera de nuestras fronteras, países vecinos como Francia se han llevado las manos a la cabeza ante este texto tan arcaico y retrógrado. Pero antes de diseccionar esta macabra ley, Engracia hizo un breve repaso por esas otras leyes, o iniciativas legales, que sobre el aborto han existido en España desde principios del siglo pasado. Un resumen que sirvió a las asistentes a la charla a situarlas en el momento actual.

Una vez metida en materia, Engracia dejó claro cómo esta ley va de forma directa, y sin sutilezas, dirigidas a mermar la autonomía de la mujer, al menosprecio de aquella que decide no ser madre, y a la obligatoriedad de una maternidad no deseada. Así, una puntualización muy significativa que hizo Engracia fue la de señalar que ha sido el Ministerio de Justicia, y no el de Sanidad, esto es, "el aborto es un aspecto legal, susceptible de ser criminalizado". El aborto deja de ser un derecho personal e individual, para Gallardón, "el cuerpo de la mujer cumple una función social, somos un recipiente y estamos para procrear." Según esta nueva ley, el interés del no nato prima sobre la propia mujer y su propio cuerpo. Sin duda, ésta es una ley que nos retrotrae a la época de la dictadura franquista, donde cada año se practicaban unos 100.000 abortos de forma clandestina, "las de la clase pudiente se podían permitir viajar al extranjero y hacerlo bajo medidas sanitarias y de higiene que no ponían en riesgo su vida. El resto debía encomendarse a la fortuna, y en muchas ocasiones, con un desenlace nefasto para muchas de esas mujeres". De hecho, Engracia apuntó que hay estudios que demuestran que en 1976 400 mujeres murieron durante, o trás, la práctica de un aborto clandestino.

Sin duda, dentro de la retrospectiva que hizo la diputada de IU, lo más relevante, por cercanía y comparativas, son las dos leyes aprobadas anteriormente, como fueron la de 1985, durante el gobierno de Felipe González, y la de 2010 con Zapatero como presidente.
Así, la de 1985, conocida también como la de los tres supuestos, "fue, en cierta forma, un paso hacia delante, aún no se reconocía el derecho a la mujer a decidir, pero, al menos, y tras 40 años de dictadura, y unos pocos sólo de democracia, la mujer podía, al menos, asegurar su salud en caso de complicaciones". Los tres supuestos eran:

si el embarazo perjudica la salud física y mental de la madre. Este implicaba un informe médico.
malformaciones del feto hasta las 22 semanas.
durante las primeras 12 semanas si hay denuncia por violación.

Legalmente, fue un avance, en la realidad, las cosas cambiaron poco. Muchos facultativos se declararon objetores de conciencia y la sanidad pública no posibilitó las infraestructuras necesarias para la práctica de esta operación quirúrgica. La implantación de la ley fue muy desigual, ya que en las comunidades donde gobernaban partidos conservadores practicar un aborto significaba poner en riesgo una carrera médica.

En 2010 el aborto deja de ser delito y pasa a ser un derecho. De los supuestos se pasa a los plazos. La mujer pasa a tener un dominio, relativo, de su cuerpo. Así:

la mujer, por propia voluntad, tiene de plazo hasta las 14 semanas de gestación si decide interrumpir su embarazo.
se contempla la posibilidad de decidir de las chicas de 16 o 17 años sin necesidad de consentimiento paterno o materno.
en caso de anomalías fetales, desaparecen los plazos, y la interrupción es posible en cualquier estadio del embarazo.

El anteproyecto de reforma de la ley de interrupción del embarazo de Gallardón no sólo nos devuelve a la ley de supuestos de 1985, sino que además la radicaliza, situando la moral cristiana y católica como referente durante la redacción del texto. Sin duda, el ministro de Justicia olvida que España es un país declarado aconfesional. Una vez más, la religión aparece como yugo de la mujer, sometiéndola a un papel sumiso, dependiente. La mujer vuelve a pasar a ser un mero objeto de procreación, sin derecho a opinar, ni siquiera, sobre su propio cuerpo.

Una charla, la que nos brindó Engracia, muy completa, esclarecedora y que, sin duda, nos hace reafirmarnos en nuestra postura contraria a la aprobación de una ley cuyo objetivo no es, ni de lejos, velar por la "vida que viene", sino menoscabar la autonomía de la mujer, y relegando a la mitad de la población, de nuevo, al ámbito doméstico, aislándola de la vida social, y sometiéndola al poder patriarcal más conservador.